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Mostrando entradas de diciembre, 2024

Nochevieja por todo lo alto

 Para mí la Nochevieja tiene el color y la textura de un viejo chándal gris desvaído. En casa de mi madre. Sin banquetes pantagruélicos ni tacones ni raso ni borrachera ni trasnoche ni mantelería heredada ni turrones ni maquillaje ni copas finas ni pavo relleno ni algo rojo ni peluquería ni teléfono a las doce ni joyas ni tíos ni primos ni discusiones ni gritos ni alcohólicos violentos ni conversaciones secretas en la cocina ni insultos ni cuánto nos queremos una vez al año. Mi madre y yo solas en su casa. Riéndonos de chistes malos en el sofá raído. Yo, en vaqueros. Ella, con el viejo chándal gris desvaído. Cuánto no daría por poder volver a celebrar la Nochevieja                            así,                                  por todo lo alto. (Fragmento de mi novela La calle donde moriremos )

Doña Inés y el becerro

  Les cuento a mis alumnos la historia del Tenorio. Nos paramos a pensar en el dudoso orgullo de doña Inés, que parece haber venido al mundo para salvar al canalla. La chica dulce que redime al atractivo malote (en este caso, asesino y violador). Ese cuento que tantas veces nos creemos , ¿verdad? Veo entonces cómo pasan por sus mentes adolescentes las tramas de películas y novelas juveniles mainstream en pleno 2024. Y les hago una confesión (nunca prestan más atención que cuando les cuentas algún detalle, por mínimo que sea, de tu vida privada): Y o también me lo creí. Quinceañera responsable, estudiosa, cómo no iba a colgarme por el repetidor de la clase, que tenía una moto y un todo me resbala por santo y seña. Ni siquiera era guapo. Su único atractivo era una supuesta rebeldía en realidad muy poco interesante y que (ahora lo sé) solo era el torpe disfraz de todas sus inseguridades. Las mías son evidentes a la luz de este relato. Su apodo significaba -me acabo de enterar, bend...

Tutoría

  Está repitiendo curso por segunda vez y le han quedado tres. Soy muy vago, me dice. También me dice que no tiene tiempo de estudiar. Trabaja el fin de semana y de lunes a viernes tiene que ocuparse de muchas cosas en casa. Cuáles. Hacer la compra, la comida, estar con mi madre. No quiero que lo haga todo ella sola. Me callo, cómo no callarme. Tu padre trabaja fuera de casa, claro. Da igual. Cuando vuelve de trabajar se queda sentado en el sofá, el fin de semana no trabaja pero es como si no estuviera. Nunca he tenido una conversación con mi padre, me dice. No sé cómo es. Antes no vivíais juntos. Sí, siempre ha estado en casa, pero nunca he hablado con él; ya me entiendes, hablar, hablar. Mejor no tener broncas. Broncas por qué, contigo. Con quien sea, por cualquier cosa. Si no le gusta algo, si no tiene lo que él quiere. Así que mejor no hablar. Tienes alguien con quien compartir esto. Sí, mi hermana. Pero ya no vive en casa. Por eso te digo: no quiero que mi madre esté sol...