Nochevieja por todo lo alto
Para mí la Nochevieja tiene el color y la textura de un viejo chándal gris desvaído. En casa de mi madre. Sin banquetes pantagruélicos ni tacones ni raso ni borrachera ni trasnoche ni mantelería heredada ni turrones ni maquillaje ni copas finas ni pavo relleno ni algo rojo ni peluquería ni teléfono a las doce ni joyas ni tíos ni primos ni discusiones ni gritos ni alcohólicos violentos ni conversaciones secretas en la cocina ni insultos ni cuánto nos queremos una vez al año. Mi madre y yo solas en su casa. Riéndonos de chistes malos en el sofá raído. Yo, en vaqueros. Ella, con el viejo chándal gris desvaído. Cuánto no daría por poder volver a celebrar la Nochevieja así, por todo lo alto. (Fragmento de mi novela La calle donde moriremos )