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Mostrando entradas de febrero, 2025

Agua

  Iba a la cocina para abrirme la cervecita de los viernes por la noche. Acababa de adentrarme en las densidades argumentativas de una filósofa que cuestiona las teorías de la psicología evolutiva según las cuales el altruismo no existe porque nuestros genes son egoístas. Necesitaba una pausa. Antes de abrir la nevera (justo antes, ese instante en que tomas una decisión, ese hito temporal en el que todo podría haber sido distinto) decidí comprobar la presión de la caldera, que a veces se pone mohína y baja más de lo que debe. Oh. Oh. Estaba en la zona roja de baja presión. Sé que hay que girar la palomilla negra. Sé que hay que meter presión poco a poco. Lo sé. Pero nunca antes me había visto en números rojos, y me asusté como si la casa entera pudiera desplomarse sobre mi torpe cabeza. Así que giré al máximo la palomilla negra. Ay, la polisemia. Cuando quise cerrarla, ya era demasiado tarde. La presión había superado el límite de seguridad y la caldera empezó a soltar una cata...

Viernes, última hora

  Principios de febrero. Viernes, última hora de la mañana. Hace frío y un cielo de acero parece a punto de romperse. Falta un profesor y me toca quedarme de guardia con un pequeño grupo de seis alumnos de trece años. Pongamos que son Ileana, Li Jie, Fátima, Said, Asier y Zoe. Ponnos una peli, profe . Como soy una nostálgica y a veces funciona, les pregunto si han visto E.T . La mitad la han visto ya y, antes de que me dé cuenta, le han hecho un resumen casi perfecto del argumento a la otra mitad. Es un extraterrestre que se despista, se hace amigo de un niño y van volando en bicicleta hasta que lo devuelven a su planeta. Miro a Zoe impresionada por su capacidad de síntesis. Me acuerdo entonces de algunos cortometrajes guardados en una lista de Youtube a la que bien podría etiquetar como “Kit de supervivencia para la guardia de los viernes”. Les pongo Cocodrilo . Si no lo habéis visto, os animo a hacerlo ahora. Son apenas cinco minutos, el resto de mi historia puede esperar. El c...

Tu primer recuerdo

  El otro día escuché una conversación en la que cada cual debía responder a la pregunta ¿C uál es tu primer recuerdo? “El caramelo que me compraba mi padre en la tienda de debajo de casa”. “Las estrellas que pintaba en un bloc que me había regalado mi tía”. “La siesta en el cuarto de mis abuelos”. Afortunadamente, la conversación tenía lugar sobre la encimera de mi cocina y yo no tuve que responder a la pregunta; es lo bueno que tiene el transistor, que no tienes que implicarte demasiado si no quieres (sí, ya sé que puedo escuchar la radio en el móvil, pero en esto soy un señor antiguo y voy de un lado a otro de la casa con mi transistor, que me ofrece un abanico de tentaciones mucho más limitado que el smartphone ).  Cada vez que surge esa pregunta en una conversación, me tiemblan un poco las pantorrillas como si fuese a examinarme por sexta vez del carné de conducir. O más bien, como si el tribunal de oposición se dirigiera a mí con la voz del doblador de Robert de Niro: ¿...