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Mostrando entradas de mayo, 2025

¿Día de la Madre?

  Hoy tenía ganas de llorar. Nada demasiado grave. Pero se resistía el lacrimal. Y el bultito de pena que me apretaba el esternón se engrosaba como un pequeño y ridículo tumor. Había que deshacerlo. Pensé en sacar algún álbum de fotos familiar; nunca falla si necesito dar rienda suelta a la sustancia acuosa de la tristeza, sobre todo si se trata de mamá. Han pasado 4213 días desde que murió. Murió. Todavía tengo que tomar una dosis extra de aire para poder usar ese verbo. Once años y medio, algo más. No me ha hecho falta abrir el álbum. Ni siquiera me ha hecho falta abrir el mueble en el que guardo el álbum. En realidad, ni siquiera me ha hecho falta moverme de la silla. Quizá pienses que idealizo la figura materna hasta el extremo de no poder superar su muerte. (Muerte. Otra palabra, la misma, casi). Y sin embargo, te aseguro que no es el caso. Nadie mejor que yo ─y mi hermano─ para desmitificarla. Pero qué quieres que te diga, era mi madre y todo el mundo la quería. Por algo se...

Así lo recuerdo yo

  Todos los años organizábamos, hacia el final de curso, una fiesta dentro del aula. Las chicas montábamos algún baile; los chicos supongo que ideaban algún otro entretenimiento que no recuerdo. Escuchábamos música y tomábamos refrescos y gusanitos antes de irnos de vacaciones. En todos los recreos previos nos dedicábamos a preparar y ensayar la gran fiesta. Así lo recuerdo yo. Yo tenía once años y no era precisamente una de las niñas populares de la clase. Miraba a las que sí lo eran con una suerte de displicencia que ─ ahora lo sé ─ solamente escondía celos. Ese año, sin embargo, algunas de las nopopulares tuvimos la idea de preparar un baile especial. Lo era porque convencimos a los chicos para que bailaran con nosotras en un trepidante playback de America , de West Side Story . Como dirían ahora, estábamos todos dentrísimo. Tanto nos metimos en el papel, tanto nos empoderamos con aquel baile, que llevábamos a nuestros compañeros de un lado a otro del escenario agarrándolos ...

My girl

 Es un clásico, el mayor éxito de los Temptations, y sin embargo yo no puedo evitarlo: cada vez que escucho My girl me traslado a un pub inglés en Nothingham, donde oigo por primera vez esta canción, interpretada por un grupo aficionado en el que Derek se hace cargo de la batería. Tengo casi quince años y estoy pasando un mes en Inglaterra, en casa de una familia de tres miembros: Susan, Derek y Sianed, la hija de ambos. En mi primera noche allí, sufro un ataque de asma alérgica. La ternura con que me cuidan marca la relación entre nosotros para siempre. Por las tardes, cuando vuelvo de las clases de inglés, me quedo en la cocina con Susan y hablo con ella de todo. O sea, de todo. Sianed se convierte en dos días en mi hermana pequeña; me pide que le enseñe a hacerse las trenzas raras con las que yo me peino. Y Derek toca la batería en los Diamonds. Así que las tres mujeres de la casa estamos en el pub, tomando algo, somos las más grupies y aplaudimos a rabiar después de cada canc...